Author: Paul
•10:02:00 p. m.
Caminando entre el bosque denso y oscuro, como mi pasado más inmediato, solitario como mi presente y desconocido como mi futuro, me di cuenta que la tristeza ondeaba su oscura bandera sobre mi corazón, que late cada vez con menos fuerza. Claros y oscuros se dejan ver entre las ramas de los arboles que llenaban el lugar; claros y oscuros como los momentos que a su lado viví, dulzura y dolor unidos en una desesperada balada. Una balada de amor que por mí fue tocada tantas veces en la romántica habitación donde nuestros cuerpos solían fundirse una y otra vez al ritmo lento del deseo mutuo y la pasión. Dolor, el que sentía cada vez que ella partía y me dejaba en la súbita soledad de nuestro templo dedicado al amor. Las rocas me recuerdan las curvas de su cuerpo, solo por mi descubierto, era como una armoniosa melodía que deseaba ser tocada con el arte y la majestuosidad que solo ella merecía. Miro la luna y recuerdo la blancura de su piel, tan suave que ni la seda podía igualarla. Cierro los ojos y noto en mi boca la humedad de su cuerpo cuando la poseía con locura desenfrenada. Sus fluidos desprendían un aroma desconocido para aquella naturaleza que me rodeaba. Su voz era la muestra del derroche de placer que le propinaba, ¡Su cuerpo podía casi llegar al cielo en aquellos momentos! ¿Pero que estoy diciendo? Ella era un ángel, ¡un ángel caído del cielo para darme la felicidad! En cualquier caso, su alma parecía alcanzar la plenitud y la paz. La amé tanto y tantas veces que seria imposible intentar contabilizarlo, Recuerdo aun la primera vez que oí su preciosa voz, justo en aquel momento me di cuenta que la quería, la quería a mi lado para toda la vida mi amor era tan inmenso que aun al sentir solo una de sus caricias, mi corazón latía con tal fuerza que parecía que quisiera abandonar mi pecho. Con el tiempo, su mirada parecía perdida, como si buscara algo, y los recuerdos aparecían turbios y desordenados en su mente. Pero yo con mucha delicadeza cogía su mano y ella volvía a mí. Hasta que llego aquel fatídico momento en que nuestro mundo llego a su final maldito sea el momento en que decidio alejarce de mi, se fue esa mujer que un día me hizo sentir la pureza del amor, he escogido este día, esta hora y este lugar para dejar claro que la amé por primera vez, ahora yo, en el mismo lugar entrego este, el que guardo mi alma por que aquel mismo día en que la amé, dejo de pertenecerme y que por siempre la esperare porque se que ella es para mi...
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